viernes, 1 de septiembre de 2017

La esperanza que nos queda

En la tarima, en un lado, hay una silla vacía con un gran ramo de flores. Son para Ulises, claro, que ya no está aquí en este primer acto literario en el Centro Cultural PAC después de su muerte. Nunca más oportuno el homenaje, pues hoy se presenta la nueva novela de José Adiak Montoya, que pertenece a su grupo generacional y que proviene, como Ulises y Francisco Ruiz, de la revista Literatosis. Sin Francisco y sin Ulises ya sólo nos queda José como último sobreviviente de un trío importante, más futuro que presente aunque dos de sus miembros ya sean solo pasado.

José Adiak Montoya (quédense con este nombre y apellidos, en unos años dará que hablar fuera de Nicaragua) es un joven de una inteligencia literaria fuera de lo común en este país. Hay un poso evidente de lecturas en su capacidad de analizar la propia obra y de pensar con buena fluidez mental sobre el género de la novela. Lennon bajo el sol es su tercera obra publicada pero la primera en ser escrita, aún como adolescente imberbe. Yo escribo sin haberla leído todavía, apenas desgarrado el celofán que la cubre para que José garabatee en ella "Para X esta historia de un Lennon tropical que pudo ser", pero el mero argumento demuestra una valentía perturbadora: John Lennon es nicaragüense y vive con su grupo Los Escarabajos en la Managua de Somoza y la del terremoto del 72, conviviendo con guerrilleros sandinistas y mujeres tropicales. El mismo John que la Historia nos ha legado, solo que reubicado en un mundo igual de real pero al margen de lo que nos cuentan las enciclopedias: los Beatles eran nicas y que salga el sol por Antequera.

Tusquets (en su versión americana, sin la numeración en el lomo que sigue la colección española de Andanzas) ha publicado la novela, quizá como una consecuencia más de ese milagro llamado "Centroamérica cuenta", que ya lleva cinco ediciones y que posibilita dar a conocer fuera del ámbito doméstico a autores cuya difusión es ya de por sí muy limitada. Ante las dos contertulias de esta presentación de hoy (una de ellas Gioconda Belli), el aplomo de José Adiak y su sagacidad para la respuesta rápida lo eleva a una rara altura de autor consolidado. Él, que parece un chaval, ya barbudo pero con mirada inocente, y que está armando su cuarto libro a partir de una biografía de un personaje real. Sergio Ramírez, en primera fila, avala el porvenir de esta promesa tan verosímil.

Nos ha quedado solo esta carta del trío de ases. Pero la partida sigue, y hay juego.


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